El Simplón guiña un ojo al Fréjus
fue la obra favorita de su autor y hay algo en ella que recuerda
a Conversación en Sicilia. La acción se
sitúa en un suburbio de Milán en la inmediata posguerra,
y transcurre alrededor de la vida cotidiana de una familia obrera
que vive en todo su rigor las dificultades propias de la posguerra.
La pobreza es uno de los protagonistas de la novela, una pobreza
material que aquí encierra muchas cosas y que aparece revestida
de toda su dignidad, magistralmente sugerida por el autor. El
título hace referencia al abuelo de la familia, un personaje
fascinante, espectador callado de los diálogos que ocupan
la mayor parte del libro: un obrero jubilado que participó
en grandes obras públicas, como las perforaciones de los
túneles alpinos del Simplón y el Fréjus.